Pere
Rodés i Muñoz, Carmen Miranda Parlón
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Encontrar
información sobre la nieve y aludes del pasado es una tarea ciertamente
dificultosa. Parece ser como si la gente los olvidara y solo no se cansan de
repetir, en toda España: “que antes nevaba más”. Las personas que se dedican a
intentar encontrar esta información les
es necesaria mucha paciencia y tal vez
algo de suerte. Furdada
(1996:275) comenta que de los aludes con periodos de retorno superiores a 100
años no se puede obtener información fiable del estudio de la vegetación y de
los trazados geomorfológicos, transporte y acumulación de troncos o bloques en
la zona de llegada, Por lo que la información debe obtenerse por otras fuentes:
Historia local, documentación eclesiástica, informes policiales sobre daños y notas en
prensa de la época, etc.
Los
aludes con periodos de retorno de más de 100 años, como ha quedado dicho, son difíciles de estudiar y hay que buscar en
otros lugares, en otras fuentes. Ha veces las primeras pistas vienen de las
leyendas que suelen explicar fenómenos extraordinarios y dignos de ser
recordados. La leyenda puede servir para comunicar el saber y el conocimiento
almacenado por la tradición sobre el pasado. La leyenda pertenece al saber
“histórico”, a la memoria colectiva que cada grupo humano ha desarrollado
alrededor de unos hechos, personajes, lugares, hechos o cosas que se consideran
como significativos, por lo tanto, hay que recordarlos y conservarlos (Prat,
1987).
Se
tienen noticias de un alud que destruyó en parte las casas del balneario de
Caldas de Boí, aguas arriba del Noguera del Tor a través de Narcís Camós.
El
valle de Boí esta orientado de norte a sur y recorrido en toda su longitud por
el río Tor, que nace de las aguas que salen del Llac Negre.
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Imagen original de la Virgen Caldes de Boi |
A 1500 metros de altitud
se encuentra lo que es ahora el
Balneario de Caldes de Boí, en la ribera derecha del valle. Camós describe:
“rodeada de harto ásperos montes del término de San Juan de Bohi; consuela a
los fieles devotos una imagen de Aquella....tiene edificada una capilla esta
Señora en dicho lugar, que es un valle llamado de Bohi al cual sirven como
muros unos altos y ásperos montes que tienen de entre ambas partes llenos de
pinos y otros árboles que se llaman abetos...por delante de la capilla pasa el
río llamado Fumadetor ”.
Para
llegar a esta este lugar las comunicaciones eran harto dificultosas, bien se
remontaba el río, habiendo llegado hasta Pont de Suert o bien atravesando los
puertos de montaña: el de Caldes (2560 m.), que comunica con el valle de Aran, al
norte o el Portarró d’Espot (2425
m.) que comunica con el valle del Noguera Pallaresa, al
este. El viaje debía realizarse en caballería, no llegando los primeros motores
de explosión hasta agosto de 1945 y la carretera asfaltada, tal y como se
conoce actualmente, hasta algunos años mas tarde, con objeto de la construcción
de la presa de Cavallers.
Las
aguas medicinales de este lugar pirenaico son conocidas de antiguo. Todo
indicaría que las aguas termales de lugar ya eran conocidas por los romanos, ya
que la palabra caldas así lo haría pensar. Los establecimientos explotados por
los árabes recibían el nombre de alhama. En el 1011 aparece en los documentos la
donación de la capilla al abad de Nuestra Señora de Caldes por los condes de
Erill.
Según
la tradición la imagen de la
Virgen de Caldes, al igual que otras muchas, fue escondida a
los sarracenos que hacían razzias por los valles pirenaicos en los que no
llegaron a establecerse, y fue localizada por un pastor a finales del siglo
XIV.
Según
el cronista Hieronyum Pujades haciendo referencia a Caldes escribe en 1609: “Al cap de la vall de Boy hi ha una deuota
hermita ques diu Nostra Senyora de
Caldes, y alli dins espay de pesques
passes naixen dos fonts, de diferents calitat, que la una es frigidisima y la
altra calidísima...”.
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Imagen del Balneario de caldas de Boi datada de 1674 |
Por un
dibujo datado de 1674 podemos conocer como era Caldes de Boí en aquella época.
En
aquellas fechas existía una capilla de reducidas dimensiones, y su puerta
coincide con los vestigios que de ella quedan, pero aparentemente junto al rio;
frente a la puerta un puente de madera.
Sobre
la capilla vemos el edificio de “banys calens”, cuyo emplazamiento coincide con
el ocupado hoy por sus muros. Debajo de los “banys” se observa una casa que
podría haber sido la que destruyó el
llabeig de 1613.
Estamos
en plena “Pequeña edad del hielo”. Un periodo de unos 500 años en que hubo un
marcado descenso de las temperaturas y un crecimiento de las lenguas de los
glaciares. Termino a mediados del siglo XIX y desde entonces la temperatura no
ha dejado de aumentar.
Narcís
Camós fue un fraile dominico de la orden de los predicadores, natural de
Girona. Entre 1651-1653 se dedicó a recorrer la mayor parte de lo que en
aquella época era conocido como Catalunya con un objetivo claro y muy
especifico: hacer un repaso exhaustivo de la devoción mariana del principado
mediante una detallada documentación de todas las iglesias, capillas, conventos y
otros lugares de culto que encontró dedicadas a la Virgen Maria.
Fue
aquel un viaje lleno de dificultades debidas a las condiciones de las vías de
comunicación, a los rigores de la climatología,
a la inseguridad en que se hallaban los
caminos durante aquel periodo en que el país guerreaba en su propio suelo
contra tropas francesas que la infestaban.
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Portada del Libro de Narcís Camós editado en 1657 |
El
padre Narçis Camos que visito Caldes de Boi en 1653 nos dice: “Entre los
portentos que ha obrado el cielo en esta casa, fue grave el que sucedió cerca los
años 1613, cuando, estando muy cargado de nieve el monte de la parte donde esta
la capilla, cayó (como dicen por allí) un llebeig,
que, por ser tan abundante, destruyó muchos árboles y, dando de golpe sobre la casa que estaba en
mucha parte delante de la capilla, la derribó sin que tomasen ningún daño cinco
o seis personas que había en ella ni tampoco la iglesia de la Virgen, a la cual que
encomendaron muy de veras, a la que sintieron ruido; y advirtiendo que,
llegando la nieve cerca de la iglesia, se dividio, sin hacer más daños, y así fue tenido por todos por una grande
maravilla y hoy se cuenta como tal”
Una leyenda, recogida por Bellmunt, explica y se atribuye como milagro a la mare
de Déu de Caldes de Boi. Sucedió que una masa de nieve (congesta) arrasó todo
lo que encontró a su paso y dañó algunos edificios dedicados al servicio de la Virgen. Bajo el alud
quedaron sepultados dos capellanes. Todo el mundo los dio por muertos ya que el
espectáculo desolador así lo hacia prever. Todo el mundo se sorprendió mucho cuando los encontraron con vida. Cuando
se les pregunto como era posible, respondieron que habían invocado a la Mare de Déu de Caldes de Boi
y esta los había escuchado. (Bellmunt i Figueras, 1997:78).
También quedo reflejado en uno de los versos de los
Goigs dedicados a dicha Virgen.
“Mostrareu vostra
clemència
Als afligits
sacerdots
Cuant derroca
vostra torre
lo llevetig tant
furios; (posteriorment lleveitg)
Restaren salvos los
dos
Per averos invocada
Mare del Redentor
de Caldes
intitulada”.
Imprenta de Sánchez.
Barcelona 1857
(En una edición en castellano,
consultada, no se hace ninguna referencia a los aludes).
BIBLIOGRAFIA
Abella, Jordi: Prologo de Jardín de María
plantado en el principado de Catalunya. El Bisbat d’Urgell. Garsineu
edicions. Tremp 1992. (El libro original fue
publicado en 1657).
Alano Villar, Anselmo: Caldas de Bohí.
Anécdotas de mi vida balnearia. Imprenta Gráqfica 82, SA. Barcelona 1979.
Bellmunt, Joan: El valle de Boí. Editorial
Milenio. Lleida 2001.
Bellmunt i Figueras, Joan: Mare de Déu de Caldes de
Boi. Realitat, història, llegenda... Pagès editors, Lleida, 1997 (pp78).
Camós Narciso: Jardín de María Plantado en el Principado de Catalunya.
Barcelona, 1657 por Jaime Plantada; reimpreso en Gerona en 1772 por Jose Bro.
Consultada la edición de Editorial Orbis, Barcelona, 1949.
Coromines, Joan (1985): Diccionari etimològic i complementari de la
llengua catalana. Curial edicions catalanes. Barcelona (Tom 5, pp 95-98).
Furdada i Bellavista, Gloria: Estudi de les allaus al
Pirineu occidental a Catalunya: prediccio espacial i aplicacions de la
cartografia. Geoforma ediciones. Logroño, 1996.
Pujades, Hieronyum (Jeroni): Crónica
universal del Principat de Catalunya. Imprensta de José Torner. Barcelona,
1829.
Prat i Carós, Joan: La mitología i la seva
interpretació. Els libres de la Frontera. Barcelona 1987.
Gil i
Cirera, G,; Florensa Orive, J, «Estudio de Caldas de Bohí y sus aguas termales», Gimbernat:
Revista d’Història de la Medicina i de les Ciències de la Salut, [en
línia], 1985, Vol, 3, p, 205-20, https://www,raco,cat/index,php/Gimbernat/article/view/43179
[Consulta: 22-02-2020],
La
palabra con la que se conoce en estos lugares de la Alta Ribagorça, a
la masa de nieve que se desprende de las montañas con violencia y estrépito. En
la área del catalán y según el etimologo Joan Coromines (1985) la palabra allau
de neu entra por la puerta grande de la lengua literaria y común de la mano
de Mossèn Jacint Verdaguer al referirse al alud que arrasó el pueblo de Àrreu,
en el valle d’Aneu (Pallars Sobirà) a
principios del siglo XIX, ocasionando 17 muertos según refiere Pascual Madoz en
su Diccionario